El pasado 1 de agosto de 2023, la calificadora Fitch ha rebajado el rating crediticio a largo plazo de las emisiones de Estados Unidos de AAA a AA+, cambiando la perspectiva de negativa a estable. Es la segunda calificadora que rebaja la calificación de Estados Unidos desde la máxima calificación, pues en 2011 Standar & Poor’s asignó AA+. Pero ¿qué es lo que significa, cómo afecta al sistema financiero de Estados Unidos y por ende, al sistema financiero global?
Las calificaciones crediticias son un elemento fundamental en el ámbito financiero internacional ya que brindan métricas vitales para que inversores y países puedan realizar acuerdos de préstamos monetarios. Este dinero es posteriormente utilizado para el desarrollo de infraestructura, gastos corrientes, y/o repagos de otros préstamos. A cambio, los inversores reciben una tasa de interés acorde al riesgo asociado de cada país. Veamos al detalle de qué se tratan las calificaciones crediticias, como se estiman, y algunos ejemplos ilustrativos.
¿De qué se tratan las calificaciones crediticias?
La calificación crediticia de un país es un análisis realizado por agencias especializadas con el propósito de evaluar el riesgo de incumplimiento de pago de las deudas contraídas por dicho país. Estas agencias, que incluyen nombres típicos como Standard & Poor ‘s, Moody’s o Fitch, analizan la salud económico-financiera del país, así como también su historial de pagos de deuda y otras variables relevantes. Las agencias calificadoras mencionadas conforman el “Big Three”, y conjuntamente representan el 95% del mercado de las grandes evaluaciones de crédito.
Para recibir su calificación, los países atraviesan un proceso de auditoría económica, financiera e histórica. Adicionalmente, los calificadores intentan determinar las expectativas futuras y posibles movimientos de las variables que pueden afectar la salud crediticia del país. El objetivo final es, teóricamente, establecer cuál es el nivel de riesgo de la deuda y por consiguiente, cuánto debería pagar el país en intereses a los inversores.
Algunos de los pasos del proceso de calificación pueden incluir:
- Un análisis cuantitativo: Este análisis suele implicar la evaluación de la relación entre deuda y Producto Interno Bruto (PIB), nivel de ingresos fiscales, capacidad de pago de intereses o capital, y la evolución de estas variables en el tiempo.
- Un análisis cualitativo: Algunos aspectos cualitativos, especialmente en Latinoamérica, están asociados a factores como la calidad de las instituciones de gobierno, la estabilidad social, la confianza en el sistema financiero y la percepción general de riesgo político. Aquí también se incluyen las expectativas sobre el cambio en estos elementos.
- Comparación con otros países: Las agencias comparan el país en cuestión con otros países de características económicas y políticas similares para establecer un punto de referencia y determinar una posición relativa en el contexto internacional
Asignación de la calificación
Cada agencia tiene su escala de calificación. Por ejemplo, en el caso de Fitch, sus calificaciones van desde “AAA” (la máxima solvencia) hasta “D” (incumplimiento). Cuanto más se acerca un país a una calificación positiva de solvencia, menos dinero deberá pagar por sus emisiones de deuda. Por el contrario, la deuda de un país percibido como riesgoso tendrá un mayor retorno para los inversores. Estas calificaciones pueden influenciar la percepción del mercado sobre un país y, por tanto, son de importancia para todos los agentes económicos implicados.

Los países mejor calificados en este momento son Australia, Canadá y Dinamarca, entre otros de un selecto grupo. Sin embargo, un dato relevante es que estas calificaciones no son estáticas, es decir, pueden cambiar a lo largo del tiempo. Un claro ejemplo de esto fue la baja en la calificación de Estados Unidos por parte de Standard & Poor ‘s y Fitch que mencionamos al inicio.
En el reporte Fitch menciona cuáles son las principales causas de esta baja en la calificación de la deuda soberana de largo plazo de Estados Unidos, entre ellas destacan, la erosión de las gobernanza, el incremento del déficit fiscal, el incremento en el nivel de la deuda, así como la posibilidad de una futura recesión considerando dos incrementos más de 25 puntos base a la tasa de interés por parte de la Fed, lo que podría a prueba los, hasta ahora, buenos indicadores de empleo de Estados Unidos.
¿Cuáles son las posibles consecuencias de la rebaja en la calificación de Estados Unidos?
Una vez que dos de estas “Big Three” han rebajado la calificación de Estados Unidos en el largo plazo el escenario principal (para cualquier otra economía distinta de Estados Unidos) sería que a mayor riesgo se debería pagar una mayor tasa de interés. Sin embargo, expertos consideran que el cambio en la calificación crediticia tendrá poco impacto en los mercados.
Este tipo de rebajas afectan en mayor medida a emisores pequeños, como los estatales, municipales o de economías de menor tamaño. Estados Unidos conserva una sólida reputación y no se preveen grandes cambios en el nivel de tasa de interés que tiene que pagar por el cambio en el riesgo.
Si bien, algunos fondos de pensiones y contratos de derivados tienen como restricción tener dentro de su portafolio o como subyacente activos con las más altas calificaciones crediticias, no son la mayoría. Pero es cierto que podría generar una recomposición en los portafolios tanto de los fondos de pensiones como de inversores privados, aunque esta no se estima de gran impacto.
Otro factor para tomar en cuenta es la gran demanda que existe sobre las emisiones de Estados Unidos, si éstas ya no cumplieran su cometido en los portafolios tendría que haber una gran diversificación y un incremento de la oferta de los bonos con mayor calificación crediticia. Es decir, no habría (en el corto plazo), un agente económico capaz de cubrir tal nivel de demanda.
Mucho se ha hablado de la disminución de la predominancia del dólar a nivel mundial. Si bien, es verdad que los bancos centrales han disminuido sus tenencias en dólares en las últimas dos décadas; de acuerdo con una encuesta realizada a 75 bancos centrales el dólar se mantendrá como la principal moneda de reserva durante la siguiente década.