Mucho se ha hablado en el pasado reciente sobre la depreciación del dólar respecto a algunas monedas latinoamericanas y de países desarrollados, así como su relación con un proceso de “desdolarización de la economía mundial”. Sin embargo, es útil poner en perspectiva la visión global que se tiene sobre el dólar en el futuro.
El Official Monetary and Financial Institutions Forum (OMIF) es un grupo independiente de expertos de banca central, política económica e inversión pública que proveen un análisis neutral sobre las políticas implementadas por los bancos centrales, los gobiernos y sus bonos, los fondos de pensiones, entre otros.
El OMIF realiza anualmente encuestas a bancos centrales sobre las perspectivas que tienen en el futuro y sus planes de gestión de reservas. En la edición de 2023 “Global Public Inverstor 2023” se presentan los resultados de la encuesta que fue aplicada a 75 bancos centrales con una suma de reservas internacionales cercanas a los 5 mil millones de dólares.
Este año es de particular importancia debido a que la pandemia por Covid-19 ya no es el principal factor a tomar en cuenta en la economía mundial. Además, revela cómo las preocupaciones por las diversas tensiones comerciales y geopolíticas, así como la persistencia de la inflación y una posible recesión, están impactando las estrategias de inversión de las reservas Internacionales de los bancos centrales.
¿Qué son las reservas internacionales?
Las reservas internacionales son activos de suma liquidez que los bancos centrales poseen, constan de una variedad de activos líquidos, por ejemplo: oro, derechos especiales de giro activos financieros denominados en dólares, euros, entre otros.
Los bancos centrales tienen reservas internacionales para afrontar las posibles emergencias tales como: crisis de tipo de cambio, balanza de pagos, problemas de liquidez, encarecimiento del crédito, entre otros. Proveen seguridad y certidumbre al sistema financiero de cada país y son propiedad de la autoridad monetaria.
Al ser compuestas por una variedad de instrumentos líquidos conforman un portafolio de inversión, que tiene que ser óptimo de acuerdo al nivel de riesgo que cada país desee mantener, cumpliendo con las normativas legales que se tienen para la administración de las reservas.
Supongamos que un banco central tiene en su portafolio instrumentos denominados en la divisa de un país que ha entrado en una espiral inflacionaria, recesión, gran inestabilidad política y que, además, se prevé un golpe de estado. En este escenario es probable que la moneda del país en dificultades se deprecie y, en consecuencia, el valor instrumento del portafolio sea menor y adquiera un mayor riesgo. Si la situación persiste el banco central puede tomar la decisión de reducir su tenencia de instrumentos denominados en esa moneda, ya que disminuye el valor de sus reservas y le aporta un mayor riesgo.
Por lo anterior, los bancos centrales prefieren conservar dentro de su portafolio, instrumentos denominados en divisas que tengan una mayor estabilidad y certidumbre a lo largo del tiempo, como el dólar o el euro. En la siguiente gráfica se observa la composición por moneda que los bancos centrales encuestados tienen dentro de su portafolio en 2021, 2022 y 2023.

¿Cuáles son los principales activos usados como reserva?
En el pasado las reservas servían para respaldar la emisión de moneda, hoy en día ya no es su función principal porque el dinero es fiduciario. Es decir, ya no se puede intercambiar por un pedazo de oro o plata. Sin embargo, el oro sigue siendo uno de los principales activos de reserva, sobre todo en periodos de incertidumbre.
En la muestra de la encuesta realizada por la OMIF, el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva, incluso se incrementó su uso en los últimos dos años, cuando la incertidumbre en el mundo se agudizó por razones de salud y geopolítica. Los bancos centrales siguen percibiendo al dólar como una moneda con un gran respaldo y certidumbre a la cual acudir en episodios de volatilidad.
¿Cómo se modificará el portafolio de reservas en los siguientes 10 años?
En general, los bancos centrales encuestados prevén modificar la composición de su portafolio de una forma sutil buscando con mayor ahínco recuperar las pérdidas de 2021 y 2022. El objetivo es minimizar las pérdidas, más que maximizar las ganancias. La preferencia por activos de corto plazo se incrementó, así como la búsqueda de instrumentos con mayor certidumbre, disminuyendo, momentáneamente, la apuesta por nuevos activos digitales y criptomonedas.
Con este panorama más amplio, se infiere que la transición (si es que existe) hacia un mundo con un dólar como actor secundario no se concretará pronto, sigue siendo utilizado como activo seguro. El dólar conservará la corona como la principal divisa utilizada por los bancos centrales en su portafolio de reservas internacionales en los próximos 10 años.