Una de las palabras que se han puesto de moda en las noticias económicas y de inversiones es nearshoring. Según el foro económico mundial, se denomina nearshoring al movimiento de un proceso productivo a un país cercano, usualmente, uno con el que comparte frontera.
Este concepto se comenzó a popularizar en los últimos diez años como consecuencia de los estragos de la recesión de 2008-2009. Dicho término se compara con otras ideas que también son una alternativa para un negocio que enfrente un aumento inusual en los costos de producción o simplemente en la búsqueda de un mayor beneficio. Por mencionar algunas de ellas, el offshoring se refiere al traslado de las operaciones a otro país, comúnmente con menores costos laborales, bajo esta estrategia no se hace énfasis en la cercanía entre países. Por otro lado, se denomina reshoring al procedimiento contrario, es decir, llevar de regreso el negocio al país de origen, esto puede suceder en un contexto en donde se incrementen los beneficios fiscales, cambios en las legislaciones o disrupciones en las cadenas de suministro. Finalmente, el friendshoringtraslada parte del proceso productivo a aliados geopolíticos con el objetivo de minimizar disrupciones en el mismo.
Estos términos no son nuevos, sin embargo, hay que recordar que la tendencia hasta antes de la emergencia sanitaria era la globalización de las cadenas suministro, que permitía obtener insumos y productos a un menor costo y, además, ayudaba a la estandarización de procesos productivos, con tiempos de traslado, calidad y cantidad muy regulares. Es por ello, que la idea de mover parte o la totalidad de un negocio de lugar no era tan popular, al menos no tanto como lo es después de la pandemia.
El COVID-19 dejó claro que dichas cadenas globalizadas no son perfectas, la logística de los envíos de piezas manufacturadas y de bienes para el consumidor final se fragmentó como resultado de restricciones de movilidad, cuarentenas a distintos niveles y cambios en la demanda. Así, mover parte de la producción a un país con el que compartes frontera y con el que además tienes un canal de distribución eficiente, parece ser una alternativa que minimiza ciertos riesgos, en caso de eventos atípicos como los ya mencionados.
El nearshoring tiene ciertas semejanzas con el de Inversión Extrajera (IE), no obstante, esté ultimo es un concepto más amplio, pues la IE es toda aquella operación que tiene el objetivo de obtener una participación duradera en una empresa o entidad residente de otra economía, en ese sentido, la compra de acciones de una empresa o la instalación de nueva tecnología en regiones locales, no representan necesariamente nearshoring. No obstante, cuando se cumplen las características del nearshoring, si se contabiliza dentro de la Inversión Extranjera.
América latina ha sido destino de este tipo de inversiones principalmente después de la crisis financiera. En un contexto en donde el precio del petróleo estaba aumentando, muchas empresas, particularmente de la unión europea o estadounidenses, cambiaron la ubicación geográfica de algunos procesos de manufacturas que tenían en Asia. Está documentado[1] que países como Brasil y México se favorecieron puntualmente con mayor inversión de empresas de las ramas automotriz y en general manufacturas. Otra característica que propicia este tipo de inversiones son los tratados entre países, que en épocas recientes han favorecido la mejora en la logística de los movimientos de productos.

Fuente: Elaboración propia con datos de la CEPAL
El nearshoring ha sido considerado como un factor en la apreciación de las monedas de los países receptores, pues en primer lugar, la llegada de inversión productiva aumenta la demanda de la divisa local, por otro lado, también existe una mejora en las expectativas de crecimiento económico para los países receptores de esta relocalización, lo cual a su vez mejora la confianza del país y resulta más atractivo para los inversionistas. Finalmente, dependiendo del tamaño de la operación que se ejecute, se podrían observar en el corto plazo mejoras en indicadores de actividad económica, como construcción y ventas, teniendo un impacto en el PIB.
Actualmente, América latina tiene una oportunidad importante de asentarse como destino de inversiones que buscan la relocalización de parte del proceso productivo, sin embargo el nearshoring requiere de condiciones idóneas para la entrada de capital extranjero, si bien es un término que se ha popularizado recientemente, es importante conocer las condiciones económicas y políticas en la que se está desarrollando en cada país.
[1] Foreign Direct Investment in Latin America and the Caribbean 2022, Economic Commission for Latin America and the Caribbean, 2022.