Después de la segunda mitad del siglo pasado, diversas economías en distintas latitudes del orbe redujeron su actividad económica a la exportación de materias primas como el gas, el petróleo, el cobre, entre otras, lo que apreció su tipo de cambio y redujo la actividad económica en otras áreas como la agricultura y la industria manufacturera. Lo que posteriormente fue conocido como “la enfermedad Holandesa” debido a que ese país fue pionero de este mecanismo.
En este sentido, el objetivo de este documento es recordar las causas y consecuencias de la enfermedad holandesa.
Causas
El concepto de enfermedad holandesa se gestó con la explotación y exportación de grandes reservas de gas natural en el Mar del Norte, lo que generó elevados ingresos de divisas a los Países Bajos incidiendo en la apreciación del florín neerlandés (moneda conocida erróneamente como florín holandés, ya que Holanda sólo comprende un par de las doce regiones que conforman a los Países Bajos). Cabe señalar que el 1° de enero de 2002 el florín neerlandés dejo de ser la moneda de curso legal de los Países Bajos cuando adoptaron al euro.
En lo general, la apreciación del tipo de cambio de la enfermedad holandesa se asocia al incremento significativo de la entrada de divisas por los ingresos de las exportaciones de recursos naturales como el petróleo, el gas, los minerales u otros productos básicos. El problema radica en que al apreciarse el tipo de cambio las demás exportaciones pierden competitividad.
Consecuencias
La enfermedad holandesa conlleva otros problemas colaterales, a saber:
- Cuando el tipo de cambio se aprecia se abaratan las importaciones y se encarecen las exportaciones, lo que provoca un deterioro en la balanza comerical.
- Cuando un país concentra su producción en una materia prima descuida a los sectores no relacionados con el producto líder de exportación. Por ejemplo, puede debilitarse la industria manufacturera, lo que comúnmente se denomina proceso de desindustrialización.
- La economía dependiente del usufructo de los recursos naturales se torna vulnerable ante la volatilidad internacional de los precios de los commodities, cuando se reduce el precio de la materia prima en cuestión se disminuyen los ingresos internacionales, lo que puede provocar un déficit comercial y la necesidad del ingreso de capitales para financiarlo.
- La dependencia de los ingresos de un recurso natural puede reducir los incentivos de invertir en otros sectores, incluso incidir en detrimento de la investigación y desarrollo de nuevos productos, lo que limita el crecimiento económico de una nación.
En resumen, la apreciación del tipo de cambio provocada por la enfermedad holandesa no solo reduce la competencia de las exportaciones de bienes diferentes a los recursos naturales, también deteriora la blalanza comercial (al abaratar las importaciones y encarecer las exportaciones), deprime el desarrollo de actividades productivas diferentes al recurso natural explotado, genera dependencia respecto al precio internacional de los commodities y reduce los incentivos a la inversión. El disponer de materias primas abundantes parecería ser la solución para el desarrollo de la nación que dispone de ellas, sin embargo, los efectos colaterales generalmente son mayores que los beneficios y las economías no alcanzan el desarrollo económico por esta vía.
Mitigaciones
Además de los Países Bajos, otras naciones han experimentado la enfermedad holandesa, son Angola, Arabia Saudita, Nigeria y Noruega por la exportación de recursos naturales (además del petróleo), Chile por la exportación de cobre, Rusia por la dependencia al petróleo y el gas, entre otros. Incluso, en México se puede argumentar que en la década de los ochenta del siglo XX sufrió los efectos de la enfermedad holandesa cuando los ingresos petroleros representaron el 12% del Producto Interno Bruto (1983) y la entrada de divisas apreció el tipo de cambio respecto al dólar estadounidense, afectando a la industria manufacturera y otros sectores exportadores.
Históricamente, los efectos de la enfermedad holandesa se atendieron con diversas políticas públicas, como las siguientes:
- Fomentar la diversificación económica por medio del desarrollo de sectores no relacionados con los recursos naturales. Por ejemplo, promover la inversión en la industria manufactura, los sectores tecnológicos de punta, el turismo, la agricultura y los servicios.
- Generar inversión en infraestructura y desarrollar el capital humano para aumentar la productividad y la competitividad en sectores no relacionados con los recursos naturales.
- Fijar la paridad cambiaria para evitar la apreciación del tipo de cambio o implantar controles de capital que eviten la volatilidad cambiaria como medidas de política establecida por el banco central o la comisión de cambios.
- Implantar fondos soberanos (también conocidos como bonos de riqueza soberana o soberanos de inversión). Son instrumentos de inversión gestionados por gobiernos nacionales que acumulan y administran activos financieros (acciones, bonos, propiedades y otros tipos de inversiones), financiados con los excedentes de ingresos de exportaciones de recursos naturales como petróleo, gas o minerales, o de otros flujos de ingresos significativos, durante los periodos de precios altos.
- Evitar que gasto público que exceda los ingresos del gobierno, para no incurrir en déficit público. Sobre todo en periodos con precios elevados de los recursos naturales para no presionar el ciclo económico alcista e incentivar la inflación impulsada por la demanda agregada.
- Promover la inversión extranjera directa en sectores no relacionados con los recursos naturales para evitar la dependencia y diversificar otras actividades productivas.
- Crear acuerdos comerciales para facilitar la exportación de productos no relacionados con los recursos naturales.
- Asociaciones público-privadas para identificar oportunidades de inversión entre el gobierno y el sector privado en sectores no relacionados.
En conclusión, la apreciación del tipo de cambio provocada por la enfermedad holandesa reduce la competencia de las exportaciones de bienes diferentes a los recursos naturales y deprime el desarrollo de actividades productivas diferentes, un resultado “previsible” de la entrada masiva de divisas. En la historia se han aplicado diversas políticas públicas para mitigar sus efectos; sin embargo, soy de la opinión que lo mejor es no intervenir en los mercados cambiarios, es preferible fomentar la investigación y desarrollo en productos derivados de los recursos naturales, por ejemplo la petroquímica básica y secundaria en el caso del petróleo, para establecer una política industrial con recursos y con visión de futuro, lo que requiere, además, el desarrollo del capital humano a través de sistemas de educación novedosos y que insistan en la solución de problemas.
Ilustración 1. México: rentas del petróleo, 1970-2021.
Porcentaje respecto del PIB

Fuente: Banco Mundial.