Llegar a nuestros objetivos financieros, materiales, o desarrollar proyectos requiere tiempo de trabajo, esfuerzo, y una visión particular. En muchos casos, no siempre disponemos del capital inicial o el dinero para llevar adelante estos objetivos. Los créditos tienen el propósito de ayudarnos a acelerar este proceso a cambio de un precio: la tasa de interés. ¿Conoces los tipos de crédito más comunes y cómo funcionan? ¿Sabes cuándo conviene una tasa fija o una variable? En este artículo resolvemos algunas dudas usuales y te brindamos algunos tips para que puedas tomar la mejor decisión con base a tus objetivos y deseos.
Tipos de crédito disponibles
No todos los créditos son iguales, cada tipo tiene una función o está destinado a un propósito específico. De acuerdo con esta función, tendrá características especiales en cuanto a plazo, garantía, y costo. Veamos algunos de los más tradicionales que podemos encontrar a lo largo de América Latina.
Tarjeta de crédito y crédito para consumo
Tomar un crédito a través de la tarjeta o un préstamo para consumo suele ser la forma más rápida de conseguir uno, ya que muchas veces se encuentran pre-aprobados en montos o límites de crédito. Esta versatilidad permite utilizarlos con prácticamente cualquier fin.
Entre sus diferencias se encuentran la forma de devolución y los plazos. Mientras que la tarjeta tendrá “vencimientos” acordes a los consumos y elecciones de cuotas realizadas en cada producto, el préstamo tiene una fecha determinada y una serie de cuotas fijas a lo largo del tiempo.
El costo de estas alternativas suele ser relativamente más elevado que otras debido a que no hay una garantía específica, sino que el tomador responde con la totalidad del patrimonio.
Créditos para adquisición de automóviles
A diferencia de la tarjeta o el crédito para consumo, los préstamos de este tipo tienen una finalidad específica: la compra de un automóvil. Consecuentemente, no se trata de un crédito pre-aprobado sino que como cliente, pasarás un proceso de evaluación.
Este tipo de crédito tiene como garantía de repago el propio automóvil a adquirir. Es decir, en caso de impago, el prestamista puede embargar el auto comprado. A cambio de esta mayor garantía, los costos asociados suelen ser menores. En otras palabras, la tasa de interés será menor.
Hipotecas o créditos para vivienda
En esencia, las hipotecas tienen muchas similitudes con los créditos para automóviles: se trata de préstamos de largo plazo en el que existe una garantía muy clara, que es el inmueble de la compra. Al ser el crédito de mayor cuantía, el proceso de evaluación suele ser también engorroso y no se encuentra pre-aprobado.
A cambio de este mayor plazo y cuantía, como regla general, la tasa de interés será la menor entre los créditos que hemos visto. Usualmente se trata de préstamos que pueden ser tan largos como 20 o 30 años.
¿Tasa fija o variable?
Una elección fundamental es la del tipo de tasa a pagar. Una tasa fija permite tener previsibilidad respecto a las cuotas que pagarás en el futuro, ya que son inamovibles en el tiempo. Por otro lado, la tasa variable permite adecuar las cuotas al entorno económico al brindar una cláusula de ajuste en caso de que las condiciones de mercado cambien en demasía.
Tomemos el caso de una hipoteca a 20 años en un país como México. Podríamos contratar en este momento una hipoteca con un costo cercano al 14% anual. Sin embargo, si hubiéramos tomado el mismo crédito en 2020, el costo hubiera sido de aproximadamente 10% anual. Si se hubiera contratado la hipoteca en 2020 a una tasa variable, hoy, en 2023 las condiciones de su crédito serían peores, pagaría más intereses que si hubiera contratado a una tasa fija. Sin embargo, si la tasa hubiera bajado las condiciones de su crédito hubieran mejorado. La tasa fija en economías con alta volatilidad e incertidumbre asegura las condiciones durante toda la vida del crédito, puede ser una buena opción. En todo caso hay que valuar tanto las finanzas personales en el plazo del crédito como las previsiones que se tienen sobre la economía.
Del otro lado del mostrador, representa un seguro constante respecto a las condiciones de mercado del prestamista, ya que se asegura que las condiciones reales del préstamo no varíen.
Pequeños tips
Si estás teniendo dificultades para manejar tu deuda, la forma más eficiente matemáticamente de abordar los pagos es el mecanismo conocido como “avalancha”. Consiste en pagar primero las deudas con tasas de interés más altas. Esto generalmente significa que el prestatario al final estará pagando menos intereses con el tiempo, deteniendo el efecto del interés compuesto.
Nunca te olvides de preguntar el “costo completo” del crédito. En muchas ocasiones, puede ocurrir que la tasa ofrecida sea menor, pero los costos de seguro, apertura de cuentas, u otros servicios complementarios sea mayor. En América Latina, los países suelen darle diferentes nombres al “costo completo”, por ejemplo, en Argentina se llama Costo Financiero Total (CFT), mientras que en México se llama Costo Anual Total. (CAT)